El 21 de Septiembre: Tradición de las Flores Amarillas
El 21 de septiembre, día del equinoccio de otoño en el hemisferio norte, es una fecha marcada en el calendario de muchas culturas por su simbolismo y tradiciones. En México, esta fecha se conoce como el Día del Niño, una celebración dedicada a la alegría y la inocencia de la infancia. Sin embargo, también se asocia a una tradición arraigada: las flores amarillas.
¿De dónde surge la tradición?
El origen de esta tradición se remonta a la época prehispánica, donde el color amarillo tenía un profundo significado para los pueblos indígenas. Se le asociaba con el sol, la cosecha y la abundancia. La flor de cempasúchil, también conocida como flor de muerto, era utilizada en ceremonias y rituales para honrar a los difuntos y guiarlos hacia el inframundo.
El significado de las flores amarillas
Las flores amarillas, especialmente la cempasúchil, son símbolo de vida, alegría y esperanza. Se cree que su aroma dulce y vibrante color atraen a las almas de los seres queridos que han partido. En la actualidad, las flores amarillas se utilizan para adornar las ofrendas del Día de Muertos, una celebración que conmemora a los fallecidos.
Una tradición que perdura
La tradición de las flores amarillas se ha mantenido viva a través del tiempo. En México, es común ver puestos de flores en las calles y mercados durante el mes de septiembre, donde se pueden encontrar cempasúchiles, girasoles y otras flores de tonos amarillos. Esta tradición no solo se celebra en México, sino que también se ha extendido a otros países de América Latina.
Un recordatorio del ciclo de la vida
Las flores amarillas, además de representar la vida y la muerte, también nos recuerdan el ciclo natural de la vida. El equinoccio de otoño marca el final del verano y el inicio del otoño, una época de transición hacia un nuevo ciclo. Las flores amarillas, con su vibrante color, nos invitan a celebrar la vida y la muerte, y a reflexionar sobre el ciclo natural de la existencia.
Conclusión
El 21 de septiembre, día del equinoccio de otoño, no solo es una fecha significativa por el cambio de estación, sino también por la tradición de las flores amarillas. Esta tradición, arraigada en la cultura mexicana, nos recuerda la importancia de la vida, la muerte y la esperanza, y nos invita a celebrar el ciclo natural de la existencia.
